Wednesday, July 23, 2008


Que se ha olvidado del Conflicto en Colombia, Una visión alternativa


Richard Day (Gramsci is Dead, on current anarchist movements) es un escritor canadiense que se ha dedicado a desarrollar, tanto en la práctica como en la teoría, el movimiento del post anarquismo en la actualidad; sus libros y artículos hacen especial referencia al fenómeno de la afinidad; explicándola como las características que tienen diferentes movimientos sociales (que pueden ser políticos, económicos, filosóficos etc.) que hacen que puedan tener objetivos de lucha o transformación similares. La afinidad, valga la pena aclararlo, no hace referencia a formas de integración de los diferentes movimientos dentro de una sola órbita o eje común, más bien busca establecer desde el anarquismo la forma en cómo la diversidad de movimientos puede ser útil al momento de resistir la homogeneización que proviene de los sistemas estatistas.

Este es uno de los puntos claves de esta teoría: al no buscar homogeneizar los lenguajes de la resistencia dentro de un lenguaje común, se logra establecer una realidad estructural en la cual la valides de las acciones y los argumentos no depende de una razón única. El éxito de la sociedad no depende del establecimiento de formas de control y administración unidireccionales como lo es el Estado, mas allá de esto, se establece voluntariamente un discurso y una forma de vida en la cual se depende de la existencia de la riqueza de lenguajes, formas de conocimiento etc, como forma de garantizar una libertad no normalizada.
¿De qué nos puede servir esto al momento de buscar una perspectiva alternativa a las diferentes problemáticas que aquejan este país? Las lógicas de la afinidad al celebrar y alentar la presencia de múltiples perspectivas nos permiten incluir dentro de nuestros propios paradigmas de conocimiento distintos matices provenientes de otras formas de conocimiento, si el mundo es un lugar en donde la realidad se construye a través de axiomas en forma de rizomas, es conveniente también pensar que la explicación, y posible resolución de la situación del país, no es atribuible a cambios superestructurales (porque estos son homogeneizadores por naturaleza) ni tampoco es posible esperar que una sola forma de acción y pensamiento (como puede ser en el caso de la razón) nos dé la clave esencial para entenderlo y cambiarlo todo.
Vamos por pasos, existe una miríada de teorías, libros artículos y debates que, en Colombia, han buscado encontrar la piedra angular o eje central de el conflicto. Uno de los aspectos comunes a la mayoría de estas producciones ha sido la pretensión de escribir en unos cuantos cientos de páginas la razón del todo, la base y raíz del conflicto, al mismo tiempo que entre líneas dicen que la solución propuesta por ellos, es la más adecuada. Otros autores, como es el caso de Ingrid Bolívar, no solo han dejado de lado la pretensión homogeneizadora de la explicación del conflicto, sino que han pasado a tratar de poner en relieve las complejas relaciones que se entrelazan en el conflicto, en el caso de ella, la emocionalidad dentro del discurso de los actores armados. Valdría la pena buscar los diversos puntos de afinidad que tienen las diversas investigaciones y ver los nodos en donde estas se cruzan. Claro que para lograr esto se requiere mucho, una de las características de la sociedad colombiana es una progresiva y evidente politización de los discursos sociales, esto ha llevado a la radicalización de las diferentes perspectivas sociales y a la profundización de las diferencias entre distintos grupos, diferenciación que no permite el surgimiento de un debate abierto sino al constante uso de falacias argumentativas como la constante acusación de unos y otros de "paramilitares" y "guerrilleros". En este país los que pensamos que el Estado es tan terrorista como la guerrilla, estamos marginados a la posición de disidentes que somos incapaces de tomar una posición clara en cuanto a la situación del país. Nos alegramos nosotros, los verdaderos disidentes sociales, de saber que la realidad de este país no es solo atribuible a dos variables superestructurales; y no es esta una creencia de que tenemos la razón o de que sabemos la idolatrada "verdad" que se esconde detrás de todo. Volviendo al tema del post anarquismo, un análisis desde esta perspectiva nos hace pensar dos cosas con respecto a Colombia, la primera es que el conflicto armado es el resultado no solo de diferencias sociales, que evidentemente aquejan este país, es el resultado de la lucha entre dos poderes homogeneizadores como lo son la izquierda leninista por un lado y la capitalista democracia ilusoria por otro. En esta primera conclusión se entiende que la sociedad es solo un conducto por el cual los poderes buscan llegar a afianzarse, en otras palabras las dirigencias nos usan para lograr un efectivo uso del poder justificado por un discurso populista y social. La segunda conclusión es un aspecto clave en las consideraciones teóricas del post estructuralismo político: la noción de que las relaciones de poder establecidas en la sociedad no solo existen dentro del marco superestructural, también se presentan en la cotidianidad de las personas.
¿Qué significa esta ultima conclusión? Uno de los factores importantes al momento de comprender la situación de una contexto determinado no es solo la observación cuidadosa de lo que pasa con eso que no es nosotros (en este caso la guerrilla y el Estado), es la noción de que las conductas en las superestructuras son similares a las conductas que se presentan en los individuos, y que las conductas de los individuos al perpetuar las conductas superestructurales, soportan la existencia e implantación de los sistemas de poder actuales y los conflictos subyacentes. Si el poder, como dice Foucault, es capilar y se ejerce también en las relaciones cotidianas, se puede decir que los sistemas de poder establecido han creado realidades en las que solo es posible vivir replicando las mismas relaciones de poder observadas, al mismo tiempo que se debe esperar que aquellos (generalmente pocos) que se benefician de los sistemas, los defiendan y publiciten como positivos. Esta suposición teórica implica que en el país la situación de conflicto no es solo atribuible al conflicto político sino también al horizonte de prácticas cotidianas y culturales que permean a la sociedad, y que contribuyen de forma significativa a la permanencia de conflictos intra sociales. La posición del post estructuralismo en este caso se basa en plantear formas de comprensión del conflicto en la cual no se describa de la forma clásica y dicotómica entre el Estado y las guerrillas, estamos donde estamos tanto por ellos como por lo que hacemos diariamente. Si esto es así, las diferentes perspectivas de acción que se centran en la dicotomía descrita quedan invalidadas, y se pueden reducir a las explicaciones que da cada uno para quedar como el bueno de la historia, y en el caso de las guerrillas y el Estado, para justificar sus propias acciones. Del mismo modo que la afinidad busca no integrar sino enriquecer, el conflicto y su solución deben ser enriquecidos por la presencia de mas discursos de conocimiento y de mas formas positivas de acción, esto nos permite salirnos del marco de acción política al mismo tiempo que facilita el ver la resolución del conflicto como un factor en donde se debe trabajar en múltiples dimensiones sociales, incluyendo la propia nuestra.
Las lógicas del afinidad existen en la medida en que es posible identificar una necesidad de bienestar general en el discurso de diferentes grupos; esto como ya se dijo implica una dificultad en el contexto Colombia debido a la progresiva radicalización de los diferentes grupos políticos y sociales. Sin embargo, tal como lo dice Richard Day, la clave está en generar discursos y realidades alternativos en donde las instituciones, y distinciones, superestructurales dejen de existir. El postanarquismo no busca una revolución, ni un cambio abrupto en las instituciones sociales en pos del establecimiento de un nuevo orden político. En efecto tampoco estamos de acuerdo con la transformación gradual de la sociedad con la excusa de que el Estado es un mal necesario, como muchos neos liberales y marxistas tienen a argumentar.

Si se quiere establecer un nuevo orden, quizá sea necesario tumbar el anterior no atreves de la acción directa sobre eso externo, sino en la acción directa de lo que se considera como individuo. ¿Podemos tener una vida cotidiana en donde los vicios y las prácticas del sistema no nos regulen? ¿Podemos hacer inexistentes las instituciones coercitivas de la sociedad por medio de una serie de acciones en las cuales se puede eliminar la justificación de nuestras acciones y no acciones? En otras palabras ¿podemos vivir sin joder a nadie sin necesidad de una macroestructura policiva que nos regule? Y en el caso del país ¿podemos hacer paz sin necesidad de estar pidiéndola?.
¿En qué punto la perspectiva estatista pierde la perspectiva del bienestar social a todo costo? Si es que alguna vez la tuvo. Nos enfrentamos a una era en la cual se ha perdido toda fe real en las instituciones que surgen en la modernidad, más aun, los procesos y prácticas que se recogen dentro del paradigma modernista han mostrado ser inútiles bien por deseos de poder y control por parte de las dirigencias, o por la imposibilidad de funcionar en un sistema saturado y sobre poblado en donde la burocracia termina arrasando con lo que queda. Por donde se mire, la teoría de las naciones-Estado pierde poco a poco su legitimidad ante eso que vemos en el mundo día a día, ante las practicas destructivas con las que nos defendemos y actuamos de forma consciente en nuestra vida diaria; nos situamos, por desdén o provecho, en una posición parasita de aquellos que están a nuestro lado; mientras, vivimos engañados a cuestas de un Estado que nos promete un no sé que, no sé donde, perdido por allá en todos los días del futuro, un Estado que creemos esta ahí para nosotros, sin ver como el sistema nos chupa la vida poco a poco en la angustia enferma de la supervivencia, no de la vivencia.


Pd: estado se escribe con minúscula.

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