Saturday, September 27, 2008


Aquellos que vivimos en las ciudades de Colombia tendemos a tener la impresión de que conocemos mejor la situación de este país. Tenemos acceso a Internet, a los medios de televisión, a decidir que podemos o no podemos ver. Eso que con alboroto definimos como civilización se avalancha sobre nuestros esquemas mentales, dejando la impresión de que es acá en donde se puede saber todo lo que ocurre. Nuestro país es un territorio de 42 millones de kilómetros cuadrados, una cifra que si se piensa un poco se antoja grande; y se antoja más grande aun si vemos que las grandes ciudades ocupan solo una pequeña porción del país, y que la gran mayoría del territorio aun está compuesta por grandes terrenos de selva, desierto o montaña, coronados todos por pequeñas poblaciones que sobreviven en la intemperie de la situación nacional.

Tal vez una de las pocas columnas de los grandes medios que un merecen respeto son las de Salud Hernande-Mora, Española mas Colombiana que muchos Colombianos, y más periodista que muchos de los moja tintas que predominan en las páginas de los periódicos de Colombia. Para aquellos que de algún modo jugamos con el periodismo, con la sensación de que un país como Colombia tiene muchas capas de realidad, muchas de ellas invisibles por voluntad de la sociedad, y finalmente con la certeza de que este país necesita despertarse de su letargo político y social, Salud simboliza no solo la entereza de los comunicadores que anteponen su función social a cualquier otro interés mediático.

Recientemente la editorial DEBATE publica un libro que recopila una serie de historias y crónicas de periodismo sobre las múltiples realidades del país; esa que los que vivimos en centros urbanos ignoramos porque queremos, creyéndonos Colombia al mismo tiempo que resumimos de forma mediocre la realidad del país, a las fuentes oficiales y a los periódicos. Son textos que se leen en una tirada y en los que a pesar de todo uno se siente identificado, con el lenguaje de los personajes, con las situaciones que se viven, con la constante creencia y fe que podemos tener todos, de que este país va para algún lado.

Colombia no es un país de una sola realidad, es una multiplicidad de culturas razas, géneros, nacionalidades y regiones; pero más allá de esto, y lo más triste de todo, es un país de fantasmas y de olvidos. La guerra nos embruteció a todos a tal punto, que empezamos a vivir en función de nuestra limitada percepción de las cosas, y de nuestros propios intereses. En los años 90, siendo esta una de las décadas más sangrientas del país, las noticias se caracterizaban por pasar notas diferentes en sus emisiones de la noche y la tarde, en la mañana había sucedido una masacre y ya en la noche había una nueva para cubrir.

Y sin embargo, como sucede siempre, cambiábamos de canal, era mejor obviar las tragedias de otros, ya todos tenían la propia. Entre el olvido y la invisibilizacion voluntaria de grupos sociales enteros el país se fue adentrando en el sueño del país; había pasado ya la época de las bombas que aterrorizaban las ciudades, y como es en estas en donde se fabrica la hiperrealidad tanto mediática como estatal, empezamos a creer que las cosas iban mejor. No hay mejor forma de representar la ironía de este país, que una sociedad (que se considera toda Colombia) encerrada en una jaula de oro y que a la larga no es más que una pequeña porción de toda la población, y de todo el territorio.

Mientras muchos columnistas “genios” cubren y opinan el país desde sus lofts en lejanas tierras,otros se asoman con el descaro que debe ser, para recordarnos que esto es mucho más de lo que percibimos. El fin del periodismo es enriquecer al lector, confrontarlo con todo aquello que se niega a ver, que le quitaría el sueño y lo llevaría a algún tipo de acción, el periodismo en Colombia debe reconstruir todo aquello que muchos han decidido destruir, recordarnos los colores, los tonos verdes olvidados de las montañas, el olor de la tierra y el agua que baja por las empinadas cumbres, también los hilos de sangre y las bolsas de huesos que ahora duermen en los recodos del país.

Monday, September 08, 2008

El País Invisible

Tal como se había dicho, el día de hoy fueron desalojados a la fuerza manifestantes desplazados, que haciendo uso de un derecho natural, protestaban por las condiciones de vida, y de engaño, en que los mantiene el gobierno. En este Blog no se le pide nada al gobierno, porque se parte de su inutilidad al momento de cumplir todo lo que todo sistema Estatista justifica para su existencia.
La historia de los desplazados de la 93 fue retratada hace algunos días, desde la perspectiva de dos participantes, una mujer proveniente de Antioquia, y un hombre de Casanare. El día de hoy se publica la noticia de que, de acuerdo a los relatos de los desplazados, la policía, con ayuda de la defensoría del pueblo, retuvo algunos de los niños que allí se encontraban.
El coronel Yesid Vásquez argumenta que fue "sólo para proteger su seguridad", unas líneas más abajo el diario el Espectador escribe que según lo dicho por la secretaría de gobierno: los desplazados están utilizando a más de 2 niños como escudo, para evitar ser desalojados del sitio.
Surgen varias preguntas sobre estos dos argumentos, reforzados por las entrevistas hechas el pasado agosto cuando se hizo el reportaje original:

¿Con quién van a dejar los niños?

  • Tal como lo dice uno de los participantes del foro del periódico:

¿y con quién querías que dejaran a los niños mientras ellos protestaban????...¿¿¿¿en sus casas con las "sirvientas"???

¿Por la seguridad de quien?

  • Cuando en la protesta pasada los habían "contenido" detrás de unas cadenas de un parqueadero por "su seguridad". Cuando en esa misma protesta los entrevistados decían que los policías al ver los niños se habían lamentado porque así no los podían tratar mal.

El discurso que se vende es un eufemismo que disfraza lo que sucede con las poblaciones desplazadas. Algunos creen que los desplazados reciben 1.500.000 años, sin tener un cifra directa tomo como referencia el pago que le dan a los campesinos que no siembran coca: 200.000 pesos bimensuales para familias de 4 y 5 personas. Es cierto que los programas de reconstrucción social del Estado no deben ser paternalistas. Pero siendo personas lo menos que se puede hacer es brindar las oportunidades, ojo OPORTUNIDADES, es decir garantías necesarias para recuperar su vida, la vida en un sentido de su historia, y en un sentido vital.
En el país no existen oportunidades de hacer esto porque sencillamente no hay intención, es mejor prometer cosas para decirles que después van a ser parte de la lista de empleados de una empresa, que en muchas ocasiones es la misma empresa de los que pagaron para que los sacaran o los mataran.
Lo sucedido hoy confirma las suposiciones de que en Colombia existe un país invisible, hecho así a las malas; es el mismo caso del choco, de los barrios periféricos en Cartagena, de las zonas alejadas del centro del país. No se les olvide que Jose Obdulio dice en sus conferencias fuera del país que acá los desplazados no existen. Es la historia de un país que ha escondido sus problemas más profundos debajo de la alfombra, esperando que así desaparezca, mientras sus dirigentes guardan la cabeza en el hoyo, o como sucede últimamente, hacen una pataleta de niño pequeño cuando lo descubren.
El presidente Uribe es el novio de Colombia, es esa pareja que cada vez que jode, lo manipula todo para hacer sentir mal al otro.


Pd: Le recuerdo a las instituciones como la defensoría del pueblo que su fidelidad y obediencia es con ellos, y no con las instituciones de orden superior.


Saturday, September 06, 2008


Por Piedad no se preocupen, es una populista; la mitad de lo que dice es el típico chitchat que pasa en las altas esferas de poder. Incluso también estoy de acuerdo cuando dice que las FARC no son la columna vertebral de todo lo que sucede en Colombia. Pero es el discurso muerto de un personaje que solo sabe usar bien frases de cajón populistas.
Digan lo que digan ese pareciera ser el nicho político y social de la UN, creo que no es cierto, creo que si existe una cobertura bastante tergiversada. Pero esto sucede por los dos lados, por los estudiantes que todavía encuentran significado en los discursos de esa izquierda retrograda que no es más que un chiste populista, que aun sueñan con la utopía del Estado perfecto que nos cubra a todos bajo su manto.
Por el lado de los medios, que es el mismo del Estado, es necesario vender el conflicto dentro de las universidades públicas, para así olvidar más fácilmente que son mayoría los que encuentran un espacio de educación y lo respetan.
Piedad invita a una "revolución", a una "subversión" que solo es el reflejo se sus propios sesgos políticos, y de las deudas adquiridas con otros personajes. Para que la izquierda avance es necesario dejar de lado la misma demagogia, que no deja de serlo solo por estar al otro lado del espectro; las palabras de Piedad se van con el viento, ella necesita los medios para el show, los medios a ella para vender. Lo importante es que lo que dice entra a ser parte del script, de estos maravillosos sistemas de poder que nos rodean, no es tan diferente de lo que crítica.
(Recuerden que el audio es editado, es difícil tener una perspectiva más amplia, los medios ponen lo que uno quiere oír)
Audio en El Espectador con el discurso de la querida Piedad.


Se cumplen ya dos hechos, discutidos con anterioridad en Colombia Critica. El primero hace referencia al marcado aumento de fenómenos climáticos, visto a través de la temporada de huracanes en el atlántico este año. El segundo es una situación nacional, la extradición de los jefes paramilitares a Estados Unidos, entendida como una verdad detrás del fallido (o ficticio) proceso de justicia y reparación.
Generalmente los eventos tienen consecuencias inimaginables en planos tanto temporales como espaciales. Como el aleteo de la mariposa todo aquello que empieza en pequeños nichos, y relaciones de poder locales, poco a poco se agranda, y se convierte en bolas de nieve imposibles de controlar. Del mismo modo, entre más grandes son los eventos son mas fáciles de delinear, a medida que se reducen las variables los eventos empiezan a depender más de su propia entropía, es un aviso de absolutismo.

Esto es precisamente lo que sucedería con el proceso de paz con los paramilitares, el simbolismo detrás de la extradición es el de las drogas, y el juego de palabras que reina en el gobierno es del terrorismo. Los paramilitares no van a ser juzgados como terroristas, tampoco por los miles de abusos cometidos a la población civil; del mismo modo la extradición previene el problema más sensible del programa político del Uribismo, la pérdida de votos en el congreso por los procesos de parapolitica. Aun en este momento no se podría afirmar una conexión clara entre el paramilitarismo y el presidente, sin embargo muchos de los políticos más allegados a él, en términos históricos, tuvieron en algún momento relación con el paramilitarismo o el negocio de las drogas. Lo que empezó como una supuesta jugada del gobierno para castigar a los paramilitares (siendo esto no más que el discurso de las diferentes oficinas de prensa del gobierno) termino hiriendo fatalmente los procesos de reparación que se venían llegando, adicional a esto, los paramilitares ya están conscientes de que no tienen que durar mucho, y además pueden salir siendo ciudadanos americanos.
Si esto es así, el proceso de paz muere en silencio, se silencian aquellas voces que se atreven a criticar, a contradecir la falacia de que el paramilitarismo ya no existe, y que fue, fundamentalmente, soportado por el Estado. En la medida en que los colombianos tenemos poca memoria, y los problemas de otros se nos antojan lejanos, vamos a permitir que uno de los grupos más genocidas del país se evapore en el olvido, y que los culpables queden sin juzgar. Es necesario -dicen-, y los grupos Uribistas incluso lo ven como un precio que hay que pagar para un bien mayor, la expansión y consolidación del proyecto de gobierno por los próximos 20 años. Sería necesario preguntarle también a las familias victimas, es decir dejar de hacer como si no existieran o como si fueran solo dos o tres los afectados.
Viene el otro punto de este post, la inusitada, pero ya advertida por muchos expertos, explosión en el numero e intensidad de los huracanes que hoy azotan el oeste del mar atlántico. La experiencia de haber tenido 2 huracanes de gran envergadura (Gustav y Ike) así como dos tormentas tropicales en un corto lapso de tiempo, es la prueba de el efecto potencializador que ha tenido el calentamiento global. Con la temporada ya pronto a acabar se espera que estos comportamientos se mantengan, siendo ya momento para que empecemos a pensar de qué forma se van a comportar las temporadas en los años por venir. A esta hora Ike se acerca al Caribe con vientos de más de 210 km por hora, está pasando por encima de Cuba, al sur de las Bahamas, que fueron asoladas respectivamente por un huracán y una tormenta la semana pasada.
Sobre el posible destino de este huracan categoría 4 nada se sabe, tanto el NHC como los grupos en diferentes foros no se atreven a decir con certeza cual será el destino final, se tiene cierta certeza hipotética de que aterrizaría en New Orleans, famoso por Katrina hace poco, y victima de los coletazos de Gustav la semana pasada. Mientras tanto el gobierno Americano se alegra por la eficiencia de los proceso de evacuación, sin tener en cuenta que lo que está sucediendo ahora quizá solo sea el principio de lo que llegara a su máximo pico en algunos años. Las estadísticas que muestran la inestabilidad en términos climáticos de las décadas pasadas, fueron el preámbulo ignorado de lo que ahora es un hecho, cuando ya se espera que el paso norte que comunica el Atlántico con el Pacifico quede abierto definitivamente.
Todo empieza con un detalle pequeño, el aleteo de una mariposa, la cotidianidad de olvidar que lo que hacemos se extiende de forma inimaginable, en el espacio y el tiempo. Nuestro olvido como Colombianos, eso que poco a poco a logrado atrofiar la violencia en este país, la clave misma para conseguir la paz, o al menos para dormir tranquilos y con sueños, la necesidad de no olvidar ni ignorar todo aquello que percibimos como ajeno, el dolor de otros cuando nunca nos ha tocado. Hagámonos la pregunta de cómo se estarán sintiendo las víctimas del paramilitarismo, y veremos que lo que se desde las noticias no es tan fácil, que a algunos les llego el fin del mundo mientras otros pasaban como si nada a su alrededor.
Nuestro olvido cómo humanos, olvidando esa relación con la naturaleza que se reduce a la necesidad de entendernos cómo parte del sistema, y no como los micos en manada sentados desnudos sobre las calaveras de sus similares, y las cenizas de su propio hogar.