Saturday, September 06, 2008


Se cumplen ya dos hechos, discutidos con anterioridad en Colombia Critica. El primero hace referencia al marcado aumento de fenómenos climáticos, visto a través de la temporada de huracanes en el atlántico este año. El segundo es una situación nacional, la extradición de los jefes paramilitares a Estados Unidos, entendida como una verdad detrás del fallido (o ficticio) proceso de justicia y reparación.
Generalmente los eventos tienen consecuencias inimaginables en planos tanto temporales como espaciales. Como el aleteo de la mariposa todo aquello que empieza en pequeños nichos, y relaciones de poder locales, poco a poco se agranda, y se convierte en bolas de nieve imposibles de controlar. Del mismo modo, entre más grandes son los eventos son mas fáciles de delinear, a medida que se reducen las variables los eventos empiezan a depender más de su propia entropía, es un aviso de absolutismo.

Esto es precisamente lo que sucedería con el proceso de paz con los paramilitares, el simbolismo detrás de la extradición es el de las drogas, y el juego de palabras que reina en el gobierno es del terrorismo. Los paramilitares no van a ser juzgados como terroristas, tampoco por los miles de abusos cometidos a la población civil; del mismo modo la extradición previene el problema más sensible del programa político del Uribismo, la pérdida de votos en el congreso por los procesos de parapolitica. Aun en este momento no se podría afirmar una conexión clara entre el paramilitarismo y el presidente, sin embargo muchos de los políticos más allegados a él, en términos históricos, tuvieron en algún momento relación con el paramilitarismo o el negocio de las drogas. Lo que empezó como una supuesta jugada del gobierno para castigar a los paramilitares (siendo esto no más que el discurso de las diferentes oficinas de prensa del gobierno) termino hiriendo fatalmente los procesos de reparación que se venían llegando, adicional a esto, los paramilitares ya están conscientes de que no tienen que durar mucho, y además pueden salir siendo ciudadanos americanos.
Si esto es así, el proceso de paz muere en silencio, se silencian aquellas voces que se atreven a criticar, a contradecir la falacia de que el paramilitarismo ya no existe, y que fue, fundamentalmente, soportado por el Estado. En la medida en que los colombianos tenemos poca memoria, y los problemas de otros se nos antojan lejanos, vamos a permitir que uno de los grupos más genocidas del país se evapore en el olvido, y que los culpables queden sin juzgar. Es necesario -dicen-, y los grupos Uribistas incluso lo ven como un precio que hay que pagar para un bien mayor, la expansión y consolidación del proyecto de gobierno por los próximos 20 años. Sería necesario preguntarle también a las familias victimas, es decir dejar de hacer como si no existieran o como si fueran solo dos o tres los afectados.
Viene el otro punto de este post, la inusitada, pero ya advertida por muchos expertos, explosión en el numero e intensidad de los huracanes que hoy azotan el oeste del mar atlántico. La experiencia de haber tenido 2 huracanes de gran envergadura (Gustav y Ike) así como dos tormentas tropicales en un corto lapso de tiempo, es la prueba de el efecto potencializador que ha tenido el calentamiento global. Con la temporada ya pronto a acabar se espera que estos comportamientos se mantengan, siendo ya momento para que empecemos a pensar de qué forma se van a comportar las temporadas en los años por venir. A esta hora Ike se acerca al Caribe con vientos de más de 210 km por hora, está pasando por encima de Cuba, al sur de las Bahamas, que fueron asoladas respectivamente por un huracán y una tormenta la semana pasada.
Sobre el posible destino de este huracan categoría 4 nada se sabe, tanto el NHC como los grupos en diferentes foros no se atreven a decir con certeza cual será el destino final, se tiene cierta certeza hipotética de que aterrizaría en New Orleans, famoso por Katrina hace poco, y victima de los coletazos de Gustav la semana pasada. Mientras tanto el gobierno Americano se alegra por la eficiencia de los proceso de evacuación, sin tener en cuenta que lo que está sucediendo ahora quizá solo sea el principio de lo que llegara a su máximo pico en algunos años. Las estadísticas que muestran la inestabilidad en términos climáticos de las décadas pasadas, fueron el preámbulo ignorado de lo que ahora es un hecho, cuando ya se espera que el paso norte que comunica el Atlántico con el Pacifico quede abierto definitivamente.
Todo empieza con un detalle pequeño, el aleteo de una mariposa, la cotidianidad de olvidar que lo que hacemos se extiende de forma inimaginable, en el espacio y el tiempo. Nuestro olvido como Colombianos, eso que poco a poco a logrado atrofiar la violencia en este país, la clave misma para conseguir la paz, o al menos para dormir tranquilos y con sueños, la necesidad de no olvidar ni ignorar todo aquello que percibimos como ajeno, el dolor de otros cuando nunca nos ha tocado. Hagámonos la pregunta de cómo se estarán sintiendo las víctimas del paramilitarismo, y veremos que lo que se desde las noticias no es tan fácil, que a algunos les llego el fin del mundo mientras otros pasaban como si nada a su alrededor.
Nuestro olvido cómo humanos, olvidando esa relación con la naturaleza que se reduce a la necesidad de entendernos cómo parte del sistema, y no como los micos en manada sentados desnudos sobre las calaveras de sus similares, y las cenizas de su propio hogar.

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