Wednesday, January 07, 2009

¿Quién dice que el terrorismo no puede hacer parte de las políticas de un estado? La descripción de este concepto como tal no exime la institucionalidad, más aun, las características de los conflictos contemporáneos: vaguedad en las fronteras tanto geográficas como de otras índoles, espacios reducidos, superposición constante de ideas y metodologías, escalamiento sin límites (las guerras actuales se caracterizan por no existir, al menos mediáticamente), apropiación del espacio de lo real por parte de los medios; entre otros. Componen un espacio en donde, siendo esta una concepción básica, el Estado sobrevive en parte gracias a dosis de terror sobre la población.
El terrorismo como tal es solo una palabra nueva, que configura una nueva forma de concepción de lo real, en cuanto a prácticas que ocurren desde milenios atrás. La práctica del terror por parte de grupos (legales o no) se convierte entonces en un concepto con valides normativa, jurídica; dibuja una línea que como todas parte de un punto de fuga subjetivo, más aun, es una línea occidental.
Mientras el mundo se sienta a ver por la caja mágica las imágenes desgarradoras, esa sensación de tiempo y espacios inmediatos que el cerebro resuelve en forma de ficción, de una guerra que ha sido delineada como un conflicto en contra del terror; aviones, soldados y carros blindados se dirigen a distintas ciudades de la franja de Gaza con el objetivo de “debilitar las estructuras de los grupos terroristas que allí se alojan”.
Existe en la conducta de Israel, como Estado, dos cosas que siempre hay que notar, y que resultan irónicas al momento de ver las diferentes facetas del conflicto. La primera es que la historia de Israel gira alrededor de una diáspora de judíos que empieza a inmigrar en masa hacia la zona que hoy se conoce como Israel, y que además forman los primeros grupos “terroristas” que se conocieron, el Haganah, el Irgun y el Lehi, y que estaban encargados de desplazar a los otros pueblos según un mandato divino (¿Suena conocido?). El Estado de Israel se constituye gracias a las prácticas de desestabilización y terror contra la población que ejerce un número de sionistas en tierras a donde habían llegado como inmigrantes.
La segunda cosa se refiere no solo a la ironía del discurso que presenta este país contra el terrorismo. Se refiera también a la forma estructural en como el Estado administra la seguridad en un sector geográfico conflictivo, pero que más que conflictivo, genera una amenaza para las aspiraciones del Estado de los hijos de Judah. Quienes hayan visto la película “El Pianista”, recuerdan que los guettos solían ser aquellos lugares en donde los Judíos Vivian, y que fueron encerrados por murallas y alambres para impedir su escape. Grandes zonas de distintas ciudades quedaban aisladas en un sub mundo, no existían para nadie, el asfixiamiento por parte de los Nazis buscaba rebajar la persona al máximo, convirtiéndolo en un no humano por el cual quizá nadie se interesaba. Si no hubiera sido por la avaricia nazi, las cosas hubieran sido distintas.
Lo verdaderamente feo de esto es que Israel parece haber aprendido bastante bien de aquellos que buscaron exterminarlos como pueblo, y ahora aplican las mismas técnicas sobre otros pueblos, otras personas. La franja de gaza es ahora un territorio sitiado por murallas y kilómetros de alambre, soldados apostados que tienen como misión contener, y si es posible erradicar, a un pueblo vecino.
Israel aplica el terror como Estado al infligir este tipo de tratos a otros civiles, bajo excusas jurídicas y prepotencia ante la opinión mundial. Es solo ver la posición del primer ministro y de otros funcionarios y militares, lo más triste es encontrar el mismo tipo de posiciones entre los civiles del país, una aceptación tacita de que es necesario masacrar a otros sin importar el daño que se haga. Ya es imposible negar que las acciones de Israel son parte de una necesidad de expansión desbocada, un plan a largo plazo que entre otros, busca la invisibilizacion de la población afectada, la reducción y la condena a la no existencia. Tampoco se puede negar, que son de los grandes genocidas de la historia, y si siguen así, le ganan a sus maestros.

Fotos y Relato sobre la situación en la franja de Gaza.